Corporate Compliance o cómo convertir la gestión de riesgo legal de las empresas en oportunidad de negocio para los despachos
|Hace cosa de tres años, por estas fechas desayunábamos –tal vez con menos noticias de nevadas- con la propia de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) que –por aquel entonces- acababa de imponer la que era primera multa a dos empresas por no informar adecuadamente en sus respectivas páginas web sobre el uso que hacen de las cookies.
En palabras –por aquel entonces- de Pablo Burgueño, del bufete Abanlex, se trataba de una medida pionera, y no solo en nuestro país, pues hasta ese momento en Europa no se había impuesto ninguna multa de este tipo. Si bien, aunque las multas fijadas habían sido de tan solo 3.000 y 500 euros respectivamente, la cantidad podría haber podido fácilmente ascendido a 30.000 euros en ambos casos.
Lo cual, no dejaba de llamar la atención que la potestad sancionadora de la Agencia haya sido ejercitada sobre dos pequeñas empresas o PYMES cuando –por todos es sabido- que muchas de las compañías que figuran en el Ibex 35 incumplían –y me temo siguen aún incumpliendo- con cierto y notorio descaro la normativa vigente en materia de cookies. Decisión que a la postre genera incertidumbre.
La estrategia del apetito de riesgo seguida en el seno de las corporaciones, -entiéndase empresas, pymes y organizaciones en general-, expresa la cultura organizativa definida en torno a un conjunto de políticas internas seguidas con el fin de conocer su nivel de tolerancia de riesgo o de riesgo asumible.
Hoy, las empresas, pymes, autónomos,… tienen que interactuar en un escenario normativo y legal cada día más complejo, inseguro y arriesgado. Esta necesidad real y creciente –que como el citado caso de las sanciones impuestas en materia de cookies pone de manifiesto- supone una oportunidad de desarrollo de negocio para los despachos de abogados.
En efecto, en este sentido, Francesca Cattoglio, Directora General de IKN Spain (anterior iiR España), compañía referente en la formación de directivos, confirma que la demanda profesional en formación sobre esta materia –de unos años a esta parte- va in crescendo, al suponer una necesidad cada día más demandada en el seno de las empresas y las administraciones públicas, especialmente por los profesionales jurídicos tanto a nivel de abogados, -sea prestando sus servicios in corporate, sea de forma externa (outsourcing)-, así como a nivel de letrados de las corporaciones públicas.
Máxime cuando las implicaciones y consecuencias de la presencia del riesgo legal se traduce directamente en la cuenta de resultados de las empresas, de ahí que gestionarlo y controlarlo requiera de una medición exhaustiva que permita preventivamente optimizar recursos y, reactivamente administrar todos aquellos gastos directos e indirectos que se puedan derivar. Es aquí donde la figura del Corporate Compliance Officer se justifica.
En este sentido, también los despachos de abogados compiten por aprovechar un potencial nicho de clientes cada día más exiguo y desorientado ante una tesitura del mercado de servicios jurídicos más complicada y competitiva (ver post http://www.lawyerpress.com/blogs/LPe_JR_Moratalla_04.html ). La diferenciación en la prestación del servicio ha pasado de ser una necesidad más, a ser una auténtica cuestión de supervivencia. Diferenciación obligada, tanto desde la óptica de la calidad del servicio como desde la deseable adecuación de las distintas soluciones y herramientas que conforman el portfolio de su oferta, a las necesidades reales del cliente.
Es por ello que la gestión del riesgo legal de la empresa debe considerarse como una herramienta y solución jurídica en sí misma que cualquier bufete puede ofrecer al cliente.
Y llegado a este extremo, se hace preciso conceptuar de forma clara y atractiva la oferta de servicio. Ello no debe resultarnos difícil. Así, al igual que con la pirámide de Maslow, la relación entre la gestión del riesgo legal y el entramado o cúmulo de motivaciones por las que se guía la empresa debe estar fundamentada en atender y dar respuesta a las diversas necesidades que se le plantean.
Para empezar, las de corte defensivo situadas en la base de la pirámide, y que son todas aquellas que persiguen fundamentalmente evitar y eludir las sanciones de índole jurídico que les pueda recaer (en materia de cookies, con Hacienda, la Inspección de Trabajo, en LOPD, etc).
Para continuar con las necesidades organizativas en la procura de la eficiencia interna, de procesos y armonía corporativa, todas ellas vinculadas a las exigencias legales de cumplimiento normativo, apartado éste que ocuparía la parte o trapecio intermedio de la pirámide.
Y finalizaríamos con la motivación que mueve a la empresa a superarse, diferenciarse y destacar como máximo exponente en calidad y excelencia frente a sus competidores y de cara a su respectiva clientela.
Sabiendo conceptualizar, definir, diseñar y comunicar debidamente a nuestro cliente este nuevo servicio que supone la gestión del riesgo legal de la empresa, todo lo demás deviene en un mero desarrollo (definición de checklists y KPI´s, del establecimiento de cuadros de mando y mapas de riesgos, definición de protocolos y códigos de buenas prácticas. También habrá que delimitar el marco relacional con los stakeholders, redacción de un manual de valoración y gestión del riesgo legal, así como redacción de informes y memorias, formación con los implicados, etc, etc).
Sin lugar a dudas, la estrategia del riesgo legal da mucho juego como servicio integral que ofrecer a nuestro cliente. Y -lo más importante- lo fideliza y permite su desarrollo.
A fin de cuentas se trata de una estrategia, la de gestionar la incertidumbre para generar valor a quien más nos interesa: a nuestro cliente.
Por todo ello, invertir desde los despachos en formación en materia de Compliance, va más allá de una mera oportunidad de crecimiento y desarrollo de negocio, supone realmente una cuestión de necesidad de mercado y, sobre todo, de supervivencia organizacional. Y lo mismo cabe predicar para los servicios jurídicos in house presentes hoy día en las empresas.
Jose Ramón Moratalla Escudero
Abogado
Coordinador de Análisis de Mercado e Inteligencia Competitiva en Lefebvre – El Derecho